Todos tenemos sistemas de valores únicos. Interpretamos la realidad y tomamos decisiones de acuerdo con nuestras creencias. Es normal (y está bien). Por ejemplo, muchas personas interpretan las acciones de los políticos como «buenas» o «malas» dependiendo de su afiliación política.

Pero cuando se trata de la información que consumimos, hay que tener cuidado con el «sesgo de confirmación». ¿Qué es? Básicamente lo que explicamos en las líneas anteriores.

El «sesgo de confirmación» es la tendencia humana a procesar información de acuerdo a nuestro sistema de valores.

«Buscamos y favorecemos evidencia que concuerde con nuestras creencias existentes, mientras que al mismo tiempo ignoramos o devaluamos evidencia que no lo hace», explica Ben Lockwood, investigador de la Universidad de Warwick, en un ensayo.

«Es normal y todos lo tenemos», dice Damaso Reyes, experto en alfabetización mediática. Pero tenemos que ser conscientes de esta tendencia psicológica, sobre todo en contextos de desinformación en línea.

Valorar las noticias como «verdad» o «falso» de acuerdo a nuestro sistema de creencias tiene varias consecuencias. La primera, nos aísla de la realidad y de los hechos.

«No queremos vivir en un mundo en el que solo vemos información que refuerce lo que nosotros creemos, porque algunas veces lo que nosotros creemos no es verdad», explica Reyes.

La información es un instrumento indispensable para la toma de decisiones, desde las personales, que tienen impacto en nuestras vidas, hasta las que trascienden y pueden afectar a mucha gente.

«Lo que es cierto o es falso, es cierto o falso, así me guste o no me guste. Es una cosa que está absolutamente más allá de las emociones», explica el experto en chequeo de hechos Nunez-Noda.

Que las emociones no lean los titulares

La recomendación es no dejarse llevar por las emociones, tomar el tiempo de pensar y analizar y, muy importante, verificar por nuestra cuenta si tenemos dudas.

En palabras del académico estadounidense Lucas Graves, «podemos estar en desacuerdo sobre valores pero no sobre los hechos».